viernes, 28 de septiembre de 2012


 

La Eterna Ley de la Vida es:

 

“LO QUE TU PIENSES Y SIENTES LO TRAES A LA FORMA”

 

 

Donde está tu pensamiento allí estás tú. Lo que tú medites, en ello te convertirás, ya que tú eres tu Conciencia

Ø Los pensamientos no pueden convertirse en cosas hasta que son revestidos con sentimientos.

Ø El primer paso hacia el control de uno mismo es el de aquietar toda actividad exterior, tanto de la mente como del cuerpo. De quince a veinte minutos antes de recogerte a dormir, y por la mañana antes de comenzar tu día, haciendo el ejercicio siguiente, hace prodigios para todo el que haga el esfuerzo necesario.

Ø El segundo paso es asegurarse de no ser perturbados y después de haber tranquilizado y estar muy quietos, visualizar y sentir el cuerpo en una Luz radiante, blanca. En los primeros cinco minutos mientras se visualiza este cuadro, sentir intensamente la conexión entre el ser exterior y el Magno Dios Interno, enfocando la atención en el corazón y visualizándolo como un Sol Dorado.

Ø El tercer paso es el reconocimiento: “YO ACEPTO GOZOSO LA PLENITUD DE MI MAGNA PRESENCIA DE DIOS, EL CRISTO PURO”. Siente el gran brillo de la Luz e intensifícala en cada célula de tu cuerpo durante unos diez minutos más.

Ø Ahora cierra la meditación ordenando: “YO SOY HIJO DE LA LUZ, AMO LA LUZ, VIVO EN LA LUZ, SOY PROTEGIDO, ILUMINADO, PROVISTO Y MANTENIDO POR LA LUZ Y BENDIGO LA LUZ”.

Ø Recuerda siempre que uno se convierte, se transforma en aquello que medita, y puesto que de la Luz salimos, la Luz es suprema perfección y el control de todas las cosas.

Ø La Contemplación y Adoración de la Luz obliga la iluminación en la mente, salud y fuerza en el cuerpo, paz, armonía y éxito en los asuntos de cada individuo que lo haga realmente y lo continúe.