La conciencia del hombre es su vestidura inmortal, lo único que permanece en el hombre, la materia se destruye, pero la conciencia perdura por siempre, es el mayor tesoro que se tiene, lo único de lo cual se es realmente propietario.
A esta conciencia hay que cultivarla día a día, como cuando un bebé nace en esta tierra y poco a poco toma conciencia a su alrededor; conoce a sus padres, el amor que éstos le profesan; va creciendo y experimentando, enriquecido a través del caminar de la vida con pruebas, y una tras otra van moldeando la verdadera esencia de lo que Es.
Llegado el punto sublime de tomar absolutamente conciencia de quien se Es en realidad. Ese camino forma la conciencia, que es el mayor y único Tesoro que tenemos. La conciencia de Yo Soy quien Yo Soy.
Jesús Juan
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